Este artículo es la continuación de una entrada anterior llamada “¿Cuándo fue que empecé a engordar?”, en la que explico que engordar no se trata de lo que comes, sino de lo que no te permites sentir, de aquello que reprimes a nivel emocional y que tu cuerpo busca sustituir con ciertos alimentos y acciones (antojos, compulsión, ansiedad) que le permitan producir las mismas reacciones bioquímicas y los mismos neurotramisores que se producirían si te permitieras sentir placer, amor, enojo, pasión, etc.
Si resistirte a sentir plenamente tus emociones, deseos y necesidades engorda, eso quiere decir que puedes adelgazar en la medida en que te permites ver, sentir y liberar todo eso que estabas reprimiendo y reteniendo en tu mente, tu corazón y tu cuerpo.
En aquel artículo explicaba que el sobrepeso no es otra cosa que emociones y memorias que tu cuerpo encapsula en forma de grasa hasta el momento en que percibe que ya está a salvo, que ya no corre peligro al permitirse sentir, decir, hacer o expresar eso que venía reprimiendo y encapsulando.Con este blog quiero invitarte a que elijas que este sea el momento en que das esa orden, que este sea el momento en que puedas entender que ya no hay peligro de reconocer y sentir todo eso que has estado reprimiendo. Para ello vamos a seguir 3 pasos que te permitirán por fin liberarte de todo eso que te pesa en el corazón y que has venido cargando en el cuerpo.
1. Ver tus emociones y memorias.
¿En qué parte de tu cuerpo están encapsuladas tus emociones?
Dijimos que el sobrepeso son emociones y memorias encapsuladas en tu cuerpo en forma de grasa. Esa grasa crea un exceso de volumen en tu cuerpo por una sencilla razón: tus emociones y memorias reprimidas QUIEREN SER VISTAS, quieren que las reconozcas, que te des cuenta de que están ahí y de que están tratando de decirte algo. Para entender el mensaje emocional que tu cuerpo quiere darte a través del exceso de grasa o volumen, piensa en las partes de tu cuerpo que más reflejan el exceso de peso y contesta las siguientes preguntas:
¿Cómo te sientes al ver el exceso de volumen en esta parte de tu cuerpo?
Sé muy honesta y muy consciente de todo lo que surja porque esas son las emociones que no has querido ver.
¿A qué momento de tu vida, a qué persona, lugar o situación te recuerdan o te remiten estas emociones que sientes al ver esa parte de tu cuerpo?
Date permiso de ir hacia allá porque esas son las memorias que tu cuerpo quiere mostrarte.
¿Qué me obliga a hacer o dejar de hacer el exceso de grasa/volumen en esta parte de mi cuerpo?
Si estás trabajando con tu vientre, quizá lo que el exceso de grasa te impide hacer es usar ropa ajustada, sentirte sexy, o quizá te obliga a usar faja para aparentar ser algo que no eres (delgada y plana). Una vez que identifiques qué es lo que esa parte de tu cuerpo te obliga a hacer o dejar de hacer (y seguramente serán varias cosas), pasa a la siguiente pregunta.
¿Para qué me está obligando mi cuerpo a hacer o dejar de hacer eso?
Regresando al ejemplo anterior, si tu vientre te impide usar ropa ajustada y sentirte sexy, quizá el “para qué” sea el protegerte de los hombres, el evitar ser vista y admirada como mujer, o tal vez te obligas a usar faja porque en el fondo tienes miedo a mostrarte como realmente eres.
Sólo tú puedes contestar estas preguntas y te será fácil encontrar las respuestas conforme te permitas estar en comunión con tu cuerpo y con todo lo que te quiere mostrar, sin miedos ni juicios.
2. Sentir tus emociones y memorias
¿En que momento empezaste a reprimir lo que sentías?
Si leíste la entrada anterior (“¿Cuándo fue que empecé a engordar?”) creo que ahora entiendes que no se trata de cuándo fue que empezaste a engordar sino de cuándo fue que tuviste miedo de sentir, cuándo fue que empezaste a reprimir tus emociones, deseos y necesidades. El sobrepeso incomoda física y emocionalmente porque tus emociones y memorias reprimidas QUIEREN SER SENTIDAS, quieren que te des permiso de expresar todo aquello que no pudiste expresar en su momento porque eso te acerca más a ti y a quien realmente eres, así que vamos a hacer un ejercicio:
Si puedes tomar papel y pluma y escribirlo sería maravilloso, pero sino, te pido que te tomes el tiempo de ir a tu pasado y buscar ese momento, unos meses o semanas antes de que empezaras a engordar, que inconscientemente te hizo creer que tenías que protegerte de algo o alguien. Una vez que encuentres ese momento, pregúntate: “¿qué es lo que no quise sentir, decir o hacer?” y date permiso de sentirlo, siéntelo en todo tu cuerpo, escríbelo, grítalo, llóralo, no pasa nada, estás a salvo ahora.
Reconócelo todo, ¿qué reprimiste? ¿qué te guardaste? ¿qué no querías decir, sentir o hacer por miedo a ser atacada, juzgada o rechazada? ¿qué miedos y culpas estás cargando?
Conforme te vas permitiendo recordar y sentir, repite para tus adentros: “Ya me di cuenta, sí lo sentí y lo siento ahora como si fuera ayer. Ahora lo veo y estoy en paz con ello. A pesar de todo, me amo. Gracias.”
Es posible que tengas que repetir este ejercicio más de una vez, pues una misma situación puede hacernos sentir de muchas maneras a la vez. Quizá la primera vez que hagas este ejercicio puedas reconocer el gran amor que sentías por alguien pero que te negaste a expresar o demostrar por miedo al rechazo, y tal vez eso te haga sentir y liberar la tristeza y el miedo de ese momento, pero si lo realizas una segunda o tercera vez, te darás cuenta que debajo de eso también hay mucho enojo, resentimiento o culpa. Lo que sea que vaya surgiendo, déjalo ser, déjalo salir y obsérvalo con plena consciencia mientras repites la frase sanadora. Empezarás a sentir una gran liberación en tu cuerpo y en tu corazón. Ya es tiempo, te mereces estar en paz con el pasado.
3. Liberar tus emociones y memorias.
¿Qué es eso que no has podido liberar, soltar, decir, gritar?
Ahora que ya vista tus emociones y memorias y que ya te estás permitiendo sentirlas, el siguiente paso es liberarlas y para ello te pido que elijas una parte de tu cuerpo con la que ya hayas trabajado los pasos anteriores y que te hagas presente con esa parte de tu cuerpo; siéntela, siéntela físicamente pero también siente las emociones que están encapsuladas ahí. Conforme vayan surgiendo vendrán a tu mente personas o situaciones de tu pasado y una vez que surjan, hazte consciente de todo lo que no pudiste decir, hacer, gritar o expresar de cualquier forma y HAZLO. Imagina a esa persona frente a ti y con tus ojos cerrados, dile todo lo que no pudiste decirle en su momento, abrázala si eso fue lo que reprimiste, o grítale, golpéala, pero date permiso de expresar todo lo que no pudiste expresar y de sentir aquí y ahora, en este espacio seguro, todo lo que te negaste a sentir en su momento.
Cuando sientas que ya terminaste de expresarlo todo, quédate con esa parte de tu cuerpo y dile: “Lo siento mucho, ya me di cuenta. Perdón por todas las formas en que mantuve todo esto encapsulado en mi cuerpo. Estoy lista para liberarlo ahora. Te amo. Gracias por amarme y protegerme tanto. A partir de ahora me encargo yo de estar en paz.”
Lo que pesa en tu energía (en tu mente y tu corazón), pesa en tu cuerpo y en tu realidad. ¿Cuánta ligereza y libertad eres capaz de ser, de sentir y de vibrar ahora que puedes dejar de cargar con el peso de tu pasado?
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